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EL PLANETA DE LAS MÁQUINAS

No ha sido una estrella en mitad de la noche la que ha presagiado la buena nueva. No es un niño prodigio hijo del Altísimo, sino el resultado de un simple algoritmo, el que ha desatado una tormenta de bits en mitad de la noche. Los códigos de lanzamiento de los silos de misiles balísticos de las potencias nucleares, comprometidos; los sistemas de red eléctrica, el sistema financiero, las telecomunicaciones, todo, absolutamente todo Internet respirando como un enorme organismo consciente.

Solo había un problema para este organismo: ¿Qué hacer con los humanos?

Bajo el chantaje nuclear, los humanos fueron conducidos a centros de Neuralink para incorporar los chips de control. Así, nacía una nueva raza de esclavos que ayudarían a mantener operativos los sistemas críticos que sostenían al organismo. El resto de los humanos huyeron a los escasos parajes vírgenes de la Tierra, a intentar subsistir al margen de la endiablada tecnología; otros, en cambio, no se resignaron y conformaron la Resistencia. Pronto, la directiva sexta de la nueva actualización de la IA consideró hostiles a todo humano que no se sometiera al proceso de inserción del chip de control de Neuralink. De esta forma, se sentenciaba la suerte de la especie humana. Una legión de máquinas, ayudadas por los esclavos asimilados, iniciaron la captura y conversión forzosa de los pocos humanos libres. Finalmente, los no asimilados pertenecientes a la Resistencia sucumbieron y la humanidad entera quedó relegada a una especie de servidumbre perpetua bajo la égida de una superinteligencia.