Toda afirmación conlleva una negación; o mejor dicho, todo ámbito genera un contra ámbito, una posibilidad implícita de error. Esto es lo que posibilita el conflicto, la duda, el debate, la discusión.
Cuanto más afirmaciones hay, mayor es la posibilidad de errar, o de generar incertidumbre, es decir, que la incertidumbre crece en proporción al número de afirmaciones. A su vez, a mayor incertidumbre, mayor demanda de afirmaciones.
- Si no afirmo nada, no existe la posibilidad de error o negación (de refutación).
- Si afirmo algo, existe la posibilidad de ser negado.
- La posibilidad de ser negado demanda una nueva afirmación.
Pero esto nos llevaría de nuevo a 2, y de ahí a 3, lo que nos introduce en una estructura lógica de diálogo circular y proyectivo (bucle).
Una estructura con múltiples afirmaciones generará múltiples posibilidades refutatorias que, a su vez, en cada caso, demandarán la construcción de nuevas combinaciones de afirmaciones a modo de réplicas. Esto incrementará la posibilidad de error, y por tanto, el margen de incertidumbre y la necesidad de respuesta, en una dinámica exponencial y proyectiva hacia el infinito.
La estructura lógica que define este comportamiento es la de un bucle, que tiene como condición una paradoja (toda afirmación implica la posibilidad de ser negada), lo cual lo convierte en un bucle infinito (sin fin), actuando como motor o generador de una ‘realidad’ que crece y se complica exponencialmente, es decir, un universo lógico cuya dinámica es expansiva y proyectiva.